¿Te ha pasado que quieres moverte, pero dependes de muchas cosas y te frenas? ¿Sientes que hay muchos sueños personales que postergas porque tienes la sensación de estar atada/o de pies y manos? Las dependencias humanas tienen un origen en nuestros antepasados y nuestra forma de crianza en la niñez, también traumas y situaciones emocionales no elaboradas que se transforman en adversidad.
Te propongo un repaso sobre el tema y la puesta en marcha de un ejercicio consciente que te puede ayudar a aclarar muchas cuestiones.
En la estructura de la independencia emocional se cimentan los antepasados emocionales de cada ser humano. La antología transgeneracional de mandatos, imposiciones, obligaciones, resignación y costumbre de vivir en el displacer confluyen en la vida actual de quienes sienten que no pueden tener independencia para pensar y sentir por sí mismos. Para tomar decisiones importantes de vida sin culpa. Para poder ser auténticos y honestos con su propia forma de ver la vida.
Muchas de nuestras dependencias no son construidas en presente. Tienen un archivo que nos antecede. Son las generaciones precedentes que se han regido por mandatos y obligaciones aún más rígidas las que pasan la lógica de nuestras dependencias.
Cuando estas en ese momento en donde lo que vives no te pertenece, esa sensación de angustia e incertidumbre acerca de tu pronóstico de vida, de tu yo proyectado hacia delante; cuando la influencia inconsciente y concreta de lo que se pauta desde la mente del grupo familiar impide que tú pongas por delante necesidades, placeres, deseos y la construcción de tu vida, es cuando se requiere revisar cómo se crearon esas dependencias y cómo tú has funcionado con ellas hasta el día de hoy.
Las experiencias de vida vistas en contexto y en perspectiva de los mayores del clan, es una veta a descubrir y cómo ellos recibieron también estos mandatos.
Si tus padres se sentían obligados a obedecer (sabiendo o no) a una inteligencia de sus ancestros, es probable que tu hayas entendido también que debías obedecer y antepones la obediencia rígida a los deseos (expresados o no) de los antecesores, desarrollas estructuras cognitivas (pensamientos, creencias, formas de percibir) y emocionales (sentir y conducir ese sentimiento en acciones, iPortfoliompulsos) dependientes.
La libertad de una persona es el mayor tesoro, la libertad íntima, personal, esa que no está sujeta a reglas ni normatividad social o jurídica. Pero esa es la libertad más difícil de ejercer porque sus parámetros y fundamentos son absolutamente diferentes.
¿Cómo ayudarse a ser independiente?
- Observar todo aquello que quieres y te limitas a la hora de emprenderlo. Hay muchas cosas que tú te has autoconvencido que no puedes hacer, que no es el tiempo, que no tienes la capacidad, que no sientes la fortaleza para enfrentarlo, etc. Te limitas de diversas formas y nunca llegas a concretar. Incluso muchas veces empiezas algo y abandonas a mitad del camino.
- Observar todos los obstáculos que hay en tu camino. En la realización de lo que quieres surgen siempre impedimentos, piedras en el camino que no te permiten avanzar. Observa la frustración y cómo la mayoría de estos obstáculos son internos, porque tú piensas y sientes el límite y lo creas de diversas maneras inconscientes.
- Observar tus sueños de qué van. En los sueños caóticos (a veces) o más lúcidos, siempre aparecen aquellas cuestiones a las que le temes o tus restricciones a todo nivel de vida. Toma nota; te servirá para relacionar todo el ejercicio.
- Observar tus sensaciones físicas cuando viene a tu mente un deseo, un anhelo. Las situaciones mentales y emocionales siempre repercuten en sensaciones y síntomas. Incluso en somatizaciones: cuando tienes un padecimiento producto de conflictos psicológicos que desordena en la información del sistema neurológico somático y arroja enfermedades psicosomáticas.
- Observar tus pensamientos y sensaciones físicas cuando alguien hace algo que a ti te gustaría. Cuando otra persona hace lo que tu reprimes o crees que no puedes o sientes impedimento, siempre afloran pensamientos y sentimientos en contra o a favor de esta persona. Utilízalos para tu información.
- Observar si eres feliz con tus decisiones. Es clave saber si tus decisiones te agradan o las rechazas, puesto que ellas refrendan tu compromiso con tu deseo y necesidades y tu capacidad de abastecerlos eficientemente. Si decides por lo que no quieres puedes volver al punto uno y comparar esa información con lo que eliges.
- Observar qué pensamientos te dan miedo y prefieres sacudir la cabeza y hacer que los olvidas. Los pensamientos de miedo son los más limitantes y los que consolidan los impedimentos y la falta de poder personal para hacer cambios. Muchos miedos son infundados y creados a partir de un miedo mayor: miedo a no poder, a no ser capaz. Dese ahí tira de la punta del hilo para desenredar tu realidad.
- Las excusas son directamente proporcionales a tus miedos. Por cada miedo hay múltiples excusas que tapan el miedo, pero, al mismo tiempo, no permiten que tú actúes a tu favor.
- Crear tu propia lista de estructuras cognitivas con las que te manejas. Enlista los 10 mandamientos de tus creencias relacionadas con cómo ves al mundo, cómo te relacionas con el mundo y qué te permites hacer o no. Por ej.: “el éxito es para los que tienen riqueza”. Haz la lista lo más extensa que puedas. Ordena las 10 que crees que más usas.
- Relaciona la información. Toma de la lista uno o algunos de los puntos que sientas que puedes empezar a desarrollar y revisa cómo interactúa o se relaciona con los puntos del 1 al 8.
- Paso a paso, sostenido. Empieza por algo que te de seguridad y haz una estrategia sostenida de acción con base en lo que sabes.
- Terapia es una oportunidad. Todo esto lo puedes hacer en terapia de manera guiada y sostenida. Mi método incluye ir confrontando situaciones traumáticas o de inteligencia emocional que pueden apoyarte profundamente para cambios profundos en tu vida.
@juliodieztesta Terapeuta Neurociencia cognitiva, trauma y resiliencia.
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