En este mundo de carrera continua, donde no sabemos hacia dónde vamos, creemos que la luz, el amor, la paz y la bondad de nuestros corazones nos restan potencia, impulso y posibilidades de crecer y lograr nuestros objetivos personales.
¿Quién o qué nos hizo creer eso? ¿Cómo es que haz llegado tú, a esa conclusión? ¿Por qué todo lo que haces va en dirección a ser cada vez menos tú y cada vez más la orden invisible de una mente que te dice peléate, defiéndete, reacciona, empuja, arremete contra quienes se te crucen?
Estamos en un mundo que, así como en algún momento dijo que las mujeres no tenían suficiente inteligencia o no podían votar, ahora nos dice que el amor es débil, que la posesión es fuerte y que para crecer hay que desunir o desintegrar.
¡Vaya torpeza humana!
Estamos tan desunidos que nos hemos separado de nuestra propia esencia. Hay una fecha importante frente a todos, porque energéticamente así lo es, y nos quedamos en el dilema de qué voy a comprar para quedar bien. Me pregunto: ¿entregaremos el regalo con amor y una sonrisa; o a regañadientes y con frialdad?
Ya que nos esforzamos y hasta sufrimos el hecho de desgastarnos emocionalmente por lo que nos obligamos a hacer, mínimo ¿eso viene de la mano del amor?
Un ciclo termina y ¿evaluamos cuánto amor hemos sido capaces de compartir y de entregarnos? ¿Sopesamos qué tanta luz entró a nuestros corazones? ¿Hacemos un balance de qué tanda alegría profunda cosechamos? ¿Hemos perdonado lo suficiente, agradecido como locxs el maravilloso evento de la vida humana? ¿Le dijimos algún día de este año gracias Tierra por tus recursos?
¿Con qué conectamos? ¿Qué sumamos para la trascendencia de nuestro ser?
Parecen preguntas difíciles porque no tenemos las respuestas que desearíamos. Sabemos que hay una luz interna cuya llama está endeble, se agita con una suave brisa, parece que se extingue, y aún en su fragilidad, sigue enviando mensajes de amor y paz.
Sabemos que nos atormentamos y elegimos separarnos de ella para darle cabida al deseo inerte del ego. Sabemos que nuestras vidas podrían ser mejores, pero no nos comprometemos. El famoso chip del estrés, la lucha, el ego y el egoísmo está tan bien instalados en nosotrxs que le creemos todo lo que nos ordena.
¿Quién lo instaló? Tú que lo crees y lo creas día con día.
A veces pienso, te crees tantas cosas de ti absurdas, lastimosas, tristes; que si vieras el mensaje de tu luz, dirías: ¡cómo puedo engañarme tanto!
El mundo nos sostiene en esta falta de claridad y a cada instante nos dice: ‘cree lo peor de ti’ y así tu carencia emocional es cubierta por el deseo, por la posesión, por pertenecer y por los apegos.
Imagínate: persigues tanto la necesidad que no ves todo lo que tienes, buscas tanto llenarte de algo, que no ves que la plenitud está dentro de ti y es lo mismo que el vacío, todo. Imagínate: crees tanto en esta realidad desintegrada que eliges entornos y personas tan desintegradas como tú para aturdirte o sufrir.
Suma la luz
Suma la luz a tu vida. Tú luz no tiene por qué ir en una dirección o en un opuesto y tu vida en otro. Suma la luz para integrarte, para reconciliarte contigo, para hablarte mejor, para creer en ti, para confiar en tu origen divino. Suma la luz porque con la luz creces y progresas; ese faro interno es lo único que permanece en el Universo más allá de los despojos.
Suma la luz para recuperar la presencia de tu alma. Suma la luz para verte con la claridad de tu espíritu. Suma la luz para sentirte en compañía, cuidadx y amparadx.
Suma la luz para que puedas hacer de ti una obra maestra humana. Ya eres esta divinidad y sólo tienes que permitir que ésta se proyecte en tu vida humana.
Suma la luz para unirte a tus afectos; a los seres con quienes de algún modo, bajo cualquier tipo de elección, en toda forma de vínculo, haz elegido desde el alma su compañía.
Suma la luz para que sientas la realidad equilibrada y el poder de tu espíritu; la abundancia del cosmos, el amor de Dios, la energía superior que todo lo compone.
Suma la luz para sentirte completx; para que ninguna sensación de carencia te limite o te vulnere, para que ninguna amenaza de la mente desordenada te haga vivir el terror de los miedos infundados.
Suma la luz, porque la luz está en ti y porque esa mentira de que vivir con luz es una vergüenza y vivir con razón es la luz, nos está aniquilando como raza. Suma la luz para ver tu propia verdad esencial.
La razón es un invento del ego y ser erudito no es saber. Nadie puede ser sólo conocimiento. Todos tenemos la posibilidad de ser sabixs; es el orden del ser y del alma el que nos da la sabiduría. Lo demás es manipulación, autoengaño y falsedad. Tu escalafón en el trabajo es una mentira que creíste para sobrevivir, tus libros leídos son parte de esta falacia, tu jerarquía en la familia, tu rol rol en los grupos y la enfermedad constante a la que te sometes, son parte de esta realidad desordenada.
Si sumamos la luz podemos superar estas barreras y crecer. Creer en Dios es la fe en ti, no en una estatua. Creer en Dios es creer en tu luz, en tu divinidad, en tu ser supremo y superior.
Si sumamos la luz dejamos de menospreciarnos y agredirnos, la desunión hace a la intolerancia más dolorosa de la humanidad.
Si sumamos la luz dejamos de ver y manifestar la vida como un slogan. La vida empieza a tener un contenido profundo, tú empiezas a darte cuenta que siempre tuviste esta fuente activa o esta llama encendida y empiezas a crear a partir de ella el orden en el caos, el amor en el ego, la paz en la guerra, la libertad en la prisión…
Si sumamos la luz dejamos de andar destrozados y partidos en miles de fracciones irreconciliables.
Suma la luz. Suma la luz. Suma la luz hasta que puedas decir: “Soy la luz de mi alma”
Recibe la bendición, con amor. Julio.
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