Mantenernos positivos y optimista frente a la adversidad es clave.

La realidad a menudo es tan adversa y se asienta tanto en los miedos y temores que es muy difícil mantenernos con esperanza y claridad.

Sin embargo, mantenerse en el aquí y ahora, meditar y desarrollar niveles altos de frecuencia energética, de luz, amor y paz, nos ayudan a darle la vuelta a este contexto y gestionarlo para nuestra mayor y más elevada evolución.

La enfermedad por la que estamos atravesando a nivel global tiene, efectivamente, relación con el estilo de vida humano, las carencias y los miedos que nos hacen reactivos y nos desconectan de:

  1. la conciencia
  2. el amor
  3. la unión con los demás
  4. la naturaleza y el medio ambiente

Frente a esto, la poca conexión con nuestras almas y realidad del ser, nos convierte en seres muy vulnerables, no solo a la enfermedad física, sino principalmente a los padecimientos del alma, la enfermedad mental y emocional.

A saber:

  1. vivimos en estado de alerta
  2. nuestros miedos más profundos no los trabajamos
  3. los miedos nos hacen reaccionar y vivir en la defensa
  4. actuamos por impulso
  5. nos confrontamos con los demás
  6. exacerbamos el ego
  7. perdemos la confianza unos con otros
  8. vivimos en el “sálvese quien pueda”
  9. nos deja de interesar lo que le pasa a los demás
  10. luchamos y nos confrontamos por satisfacer solo nuestros propios intereses
  11. no queremos profundizar en nuestra conciencia, estamos narcotizados por el deseo y el placer de los sentidos
  12. perdimos el sentido humanista, ganamos en el sentido egoísta
  13. no hay autoridad educativa; ya los adultos no tienen la misma calidad de ejemplo y guía que los antiguos ancianos porque ellos también están extraviados
  14. los abusos, agresiones, maltratos y ofensas están en crecimiento porque los valores humanistas no los cultivamos
  15. las religiones fracasaron porque generaron miedo, temor y culpa y estas tres condiciones hacen al hombre lobo y su respuesta es agredir y transgredir
  16. el consumo es más importante que el alma

Frente a esto, cualquier hoja que se agita, en cualquier parte del mundo, es un huracán que se desplaza por continentes y va dejando su huella.

Esta situación especial a nivel mundial viene a decirnos algo muy sencillo: ¿cómo vives? ¿en qué esta puesta tu atención? ¿cómo trasciendes en la vida? ¿cuál es tu sentido de por qué estás aquí?

Esto se resuelve revirtiendo los 16 puntos que cité antes. Cada punto pertenece a una polaridad negativa y esta se cambia dándole la vuelta hacia lo positivo. El amor universal, incondicional, la compasión, empatía y la conciencia general de quién es quién individual y colectivamente, como ser y como raza humana, son los pilares del cambio.

Es importante investigarnos a fondo, conocernos hasta el hueso y desde ahí despertar la virtud. El mundo se ha quedado mayormente poblado de seres sin virtudes ni valores, máquinas insensibles pero altamente emocionales. ¿Qué es eso? No vive sensiblemente, pero sí vive la emoción desbordada de negatividad.

La sensibilidad es conectar con la belleza, la paz, la alegría, el amor y la libertad: cualidades del ser (alma).

La emotividad puede ser el resultado de sentimientos generados por la mente, a nivel positivo y negativo. Predominando lo negativo, nuestras conductas van a ser la consecuencia de las principales emociones negativas: miedo, rechazo, tristeza y estas tres se transformarán en: ira, enojo, frustración, rencor, envidia, asco y muchas más sofisticadas emotividad.

Al fin del camino, el sistema de complejidad emocional nos lleva a un peligro mayor que el corona virus: desconocer la causa de por qué estamos así.

El camino del desequilibrio humano se completa con la desinteligencia: cognitiva y emotiva. Esta combinación es generadora de poca conciencia del individuo y la causa del dolor y el sufrimiento.

Somos una humanidad que sufre, pero su causa está tan lejana y distante que ya no sabe por qué y solo se dedica a: evadir, inhibir y reprimir cualquier posible conexión con la causa.

Nos prometieron un imposible: la felicidad.

A todas las personas nos prometieron la peor de las plagas: la falsa felicidad. Un estado irresponsable de bienestar generados por agentes externos al ser: posesiones, parejas, satisfacciones sensoriales e ilusiones mentales.

Nadie alcanza un instante de felicidad si se desconoce, si vive en una fantasía y en la búsqueda permanente que el afuera, lo externo, colme y arregle las vidas internas.

Cuando uno quiere que la felicidad le sea dada por cosas y personas vive así:

  • busca constantemente, alcanza, logra y tiene, pero tiene que buscar más y más, porque al conquistar la satisfacción del deseo hay más deseo
  • refuerza su parte más egoísta, no considera a las personas, a las sociedades, a la naturaleza… la ecuación sería: mi deseo está antes que todo y es más importante que cualquier cosa y estoy dispuesto a hacer lo que sea para satisfacerlo…
  • sentimiento permanente de carencia; nada nos satisface, por consiguiente nada tenemos

La felicidad es tan abstracta y engañosa como el éxito. Es un concepto que carece de un verdadero significado en la mayoría. Tenemos momentos de satisfacción, pero eso no es felicidad, es placer. La felicidad profunda conlleva también momentos difíciles, desafíos emocionales, pérdidas y tristezas. ¡Sí, aunque te resulte extraño! La felicidad profunda es el ser en plenitud pase lo que pase, es poder gestionar la adversidad y crear conscientemente su presente en equilibrio y armonía. Una felicidad profunda es sostenible. Nadie tendría que evitar lo malo en la vida, sino enfrentarlo y aprenderlo. Nadie tendría que ignorarse, sino encontrarse y amarse tal y como uno es y cambiar cuando seas consciente que puedes hacerlo.

Esta reflexión es la introducción a una serie de ejercicios de meditación que te llevarán a probar que existe un ser hermoso y que eres tú en esencia y que mereces volver al aquí y ahora con luz, amor y paz.

También esta reflexión es un motor que pretende impulsarte a hacerte preguntas centrales y dejar el pánico. Aprovecha este momento para crecer, no para sucumbir al terror.

De esta situación tiene que surgir la humanidad de la reflexión y el cambio; de la paz y la trascendencia; del amor y la armonía… una humanidad fuerte, unidad, elevada y consciente.

Bievenid@s al cambio del amor.

Te dejo este mantra para que calmes tu estado de ánimo y te recomiendo quedarte en casa, evitar la prensa amarillista y estresante y meditar. Este mantra significa irradio felicidad y restaura tu equilibrio emocional.

Aprende a vivir sin estrés, elige mejor los estímulos a los que te vas a dejar influenciar.

Repite:

“Yo soy la salud perfecta e irradio paz y felicidad en mi y en mi entorno”