En un mundo donde sólo aprendemos a competir, es muy difícil reconocerse en el otro a través de sus logros

Quiero invitarles a hacer una hermosa práctica basada en un voto budista: regocíjense en los méritos y virtudes de los demás. Este voto te hace cultivar la semilla de la compasión, el amor incondicional y la generosidad.

¿Te animas hoy a practicar este acto de amor incondicional, sincero, verdadero y trascedente, reconociendo a alguien por sus méritos, por quién es, por sus virtudes?

Escoge una persona y dile con sinceridad, amor y regocijo aquellas cosas que le reconoces, sus méritos y virtudes.

¡Que tengas un día de 10!