Solemos decir, quiero tiempo y espacio. Solemos también demandar este tiempo y espacio al exterior, lo cual no garantiza que esta distancia se aproveche en lo más profundo. Sin embargo, de cualquier manera, más o menos profunda, la distancia emocional nos lleva a calmar las aguas agitadas de las emociones, comprenderlas más, saber por qué se presentan y cómo dar una respuesta más organizada, efectiva y clara.

La premisa es: si no somos conscientes de nuestras emociones las reacciones son confusas, caóticas y pueden generar más conflicto que el inicial.

Lidiar con las emociones no es tarea fácil, pero si es una oportunidad brillante para transformarnos. 

En presencia de nuestras emociones podemos determinar si estas nos gobiernan o nosotros las gobernamos a ellas; es la diferencia entre sé lo que pienso, siento y hago, y el desconocimiento absoluto de porqué. cómo y hacia donde va la emoción que se ha presentado.

Lidiar con las emociones es un desafío para la subjetividad del ego y el orgullo, ya que este quiere imponerse en el exterior; por otro lado, gestionar las emociones representa hacerlo independizados del entorno y con una labro integral hacia adentro.

Gestionar emociones nos permite:

  • Conocer qué nos afecta y nos conmociona y cómo esto se refleja en nuestro accionar con los demás
  • Entendernos más, saber cómo llegamos y que hay detrás de todo lo que (de una u otra forma) nos conmueve
  • Al tomar control sobre pensamiento, sentimiento y acción, sabemos mejor adonde queremos ir
  • Si hacemos un trabajo de conciencia plena, nos permite ver en perspectiva y ampliar nuestro campo de acción y respuesta
  • Equilibrar nuestra relación íntima, con nuestro interior (psicológico, espiritual, físico…) y con el mundo que nos rodea

La distancia emocional es la clave para empezar un camino de conciencia sobre las emociones y poner en marcha los puntos anteriores. Tomar distancia emocional es apartarse del conflicto o evento que nos conmueve antes de reaccionar sin conciencia. Una vez que hemos tomado distancia hacer un proceso de introspección, calmarnos, aceptar, entender, respirar mucho, incluso quitar la tensión en nuestro cuerpo, moderar el ímpetu y ver la situación de forma integral, dinámica y positiva, como una oportunidad de hacerlo mejor.

En el medio siempre estará la lucha con el ego, el principal obstáculo para tomar y mantener la distancia. Es esa parte del yo que busca ganar a través de la confrontación para imponerse.

Hay muchas emociones crónicas, tienen larga data en nuestras vidas, son cíclicas, los eventos cambian y estas permanecen. Siempre nos llevan a los mismos enconos, las mismas reacciones y nos paralizan frente al desarrollo personal. Otras son completamente del momento, pero corremos el riesgo que tengan consecuencias permanentes en nuestras relaciones o vínculos, si no las sabemos organizar.

La distancia emocional con personas claves

Hay personas claves en nuestra vida, relaciones afectivas que tienen mucho significado; porque son familia, amigos, pareja u otro tipo de vínculo.

Con estas personas tenemos formas trazadas de relacionarnos (históricas muchas veces) que siempre desembocan en problemas que tienen el mismo origen y la misma reacción. Elaboramos patrones repetitivos de pensamiento-sentimiento-emoción y conducta. Muchos son negativos; por ejemplo, la crítica constante de alguien hacia ti. Para poder entender por qué somos parte de este patrón y cambiar la secuencia, en ocasiones es bueno y saludable, tomar distancia. Esto no es una pelea a largo plazo, pero sí la capacidad de ver con amplitud para, después, decidir.

Tal vez suceda que el vínculo mejora o se disuelve, pero lo importante es que seamos parte de esta dinámica objetivamente. Somos los principales actores dentro de este esquema y es importante aceptar y reconocer que contribuimos en alguna medida a que así sea.

Existen interacciones tóxicas, insanas y de violencia implícita y explícita que condicionan nuestro crecimiento, independencia y evolución; para aprender y superar esto, la distancia emocional es fundamental, ya que se trata de sanarnos y cambiar el eje de las emociones para cambiar nuestra vida.

Mindfulness para emocionarnos mejor

Propongámonos ya no reaccionar más con emociones como el enojo, la ira, la culpa o la frustración.
Paso a paso:
-observa tus emociones, reacciones y desbordes
-toma distancia emocional para mantener el control sobre lo que piensas, sientes, dices y haces
-busca la calma en soledad para aclarar el panorama
-entiende lo que piensas para saber cómo quieres actuar
-cuando sientas que la tormenta pasó, acércate con tu mejor sonrisa
Es bueno saber que esto lo podemos hacer constantemente, es un ejercicio que luego incorporas como un modelo que se implementa como una forma de ser y vivir tu vida.

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Julio Diez Testa.